Cuando a un ser querido recibe el diagnóstico del Alzheimer es frecuente plantearse “¿qué es mejor, decírselo o no?” Es una pregunta que, aunque no tiene fácil respuesta, es suficientemente importante como para que reflexionemos sobre ella.
     
    
 
    
    
        
        
            
        
        Cuando perdemos a un ser querido, se inicia un proceso de duelo, necesario e inevitable, que nos ha de llevar a aceptar esa pérdida en nuestras vidas. El dolor que sentimos nos ayuda a reconducir y reencontrar nuestro sentido de la vida, encajando la pérdida en una nueva fase vital.
     
    
 
    
    
        
        
            
        
        Nos encontramos en un momento de alarma sanitaria debido al coronavirus que conlleva un cambio de rutinas, actividades y hábitos en nuestra vida en general que, en determinadas situaciones, se hace particularmente complejo, como es cuando un familiar tiene Alzheimer o cualquier otra forma
     
    
 
    
    
        
        
            
        
        Las consecuencias del estado actual de alarma sanitaria generada por el coronavirus nos afectan a todos. Pero cuando en la familia hay personas particularmente vulnerables, la gestión es aún más complicada. Es el caso de las personas con Alzheimer o con cualquier tipo de demencia.