Convertirse en el la persona cuidadora principal de un familiar con Alzheimer exige una atención continua y una constante adaptación a nuevas situaciones relacionadas con el avance de la enfermedad y la pérdida de autonomía de la persona afectada, todo ello fuente generadora de ansiedad.
Las personas cuidadoras de personas con Alzheimer están expuestos a lo que se conoce como el síndrome de sobrecarga de la persona cuidadora.
La apatía es uno de los síntomas conductuales más frecuentes en la enfermedad de Alzheimer (se presenta, según diferentes estudios, en cerca de un 65% de los casos), conllevando, frecuentemente, una progresión más rápida del deterioro cognitivo y funcional.
A pesar de experimentar las primeras dificultades o síntomas evidentes, las personas diagnosticadas de Alzheimer, al principio, pueden llevar a cabo sin ayuda la mayoría de sus actividades de la vida diaria.
Desde que se recibe el diagnóstico de enfermedad de Alzheimer en un ser querido, toda la familia, pero, principalmente, quién le cuidará, emprende necesariamente un camino que será duro y complejo.
Cuando una persona con Alzheimer tiene dificultades para llevar a cabo actividades cotidianas, es normal que quien le cuida acabe haciendo las cosas por ella o termine lo que la persona afectada ha empezado. Aunque así irá mucho más rápido, no ayudará al mantenimiento de las capacidades
Las personas con Alzheimer presentan dificultades para comunicarse que aumentan a medida que progresa la enfermedad. Establecer con ellas una buena comunicación es fundamental para evitar el aislamiento al que a menudo conduce la enfermedad y favorecer su vinculación con el entorno.
El lenguaje es nuestro vehículo fundamental para comunicarnos con los demás. Cuando se altera, se recurre a formas alternativas de comunicación. Frecuentemente, el comportamiento de las personas enfermas de Alzheimer expresa necesidades que ya no se pueden comunicar de otra forma. En este
El apoyo familiar, de amigos y de vecinos es importante para que el día a día con un ser querido con Alzheimer y la atención a sus necesidades cotidianas no lleven a la persona cuidadora a niveles de sobrecarga que pueden ser perjudiciales para su bienestar y su salud.
El diagnóstico de Alzheimer suele causar un gran impacto en la familia de la persona afectada y normalmente es difícil de aceptar. Tras el diagnóstico, se inicia el afrontamiento de un proceso que suele ser largo, incierto y complejo.